Hay proyectos que unen a más personas de las que pensamos. La solidaridad forma parte de nuestros días, por ello he decidido formar parte de La Azotea Azul, una iniciativa en beneficio de los niños del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Lo he hecho en colaboración con Hablemos de Neurociencia.
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¿Qué es La Azotea Azul?
Se trata de un proyecto impulsado por la Fundación El Gancho. Consiste en la construcción de una zona al aire libre en las instalaciones del Hospital Virgen del Rocío. El objetivo es proporcionar a los niños hospitalizados un área en el que disfrutar jugando más allá de las paredes y los pasillos del edificio.
¿Cuál ha sido mi aportación a este proyecto?
Carla A. Carvalho, directora de Hablemos de Neurociencia, decidió colaborar con esta iniciativa recaudando fondos mediante un curso solidario. La temática fue la Estimulación Cognitiva en la Infancia y contaron conmigo para ello.
Me he encargado de la docencia de varios módulos de información sobre: Alimentación para la mente, Ejercicio para una mente saludable, Sueño reparador y Juegos / Videojuegos para entrenar la mente. El objetivo de este curso solidario ha sido resaltar la importancia de estos espacios al aire libre en niños en pleno desarrollo.
¿Qué hemos conseguido para la Azotea Azul?
Tras la impartición del curso se han recaudado 4.000 euros que han sido donados a la Fundación El Gancho, para que La Azotea Azul sea un proyecto más cercano a hacerse realidad. Este proyecto mejorará el ánimo de los niños hospitalizados, así como el de sus familias. También beneficiará en los tiempos de recuperación y su estancia en el hospital será mucho más agradable.
Carla A. Carvalho, directora de Hablemos de Neurociencia
La impulsora de esta colaboración, Carla de Hablemos de Neurociencia, nos ha brindado la oportunidad de hacerle una entrevista. Así, podemos contar un poco más a fondo todo el proceso de recaudación para La Azotea Azul.
¿Cómo surge la idea de formar parte de este proyecto?
Navegando por las redes sociales como parte de mi trabajo con Hablemos de Neurociencia topé, casi sin querer, con el proyecto de La Azotea Azul.
Sin pensarlo decidí escribirles, quería ayudar a hacer realidad el sueño de todos aquellos niños que como consecuencia de diferentes enfermedades deben pasar parte de su desarrollo hospitalizados durante largas temporadas.
No tenía claro cuál sería mi contribución, pero sabía que de una forma u otra haríamos lo posible para formar parte de este sueño ya casi convertido en realidad gracias a la gran labor de la Fundación El Gancho.
Un impulso promovido por mi profesión y experiencia personal. Un sueño en mayúsculas y, como no, un reto personal; teniendo siempre presente nuestra esencia y, como se suele decir en nuestra ciudad, sin olvidar el alma y el corazón en cada paso.
La verdad que, aunque han sido meses de duro trabajo, todo ha venido prácticamente rodado. He tenido la suerte de rodearme de grandes profesionales y, sobre todo, personas que han confiado una vez más en mi iniciativa y en la posibilidad de hacerla realidad.
¿Qué ha significado para el equipo de Hablemos de Neurociencia esta iniciativa?
Tengo la suerte de rodearme de un gran equipo de profesionales y amigos, que sin duda han sido la clave de esta iniciativa.
Para el equipo, en general, ha sido un honor poder llevar nuestro nombre a lo más alto; mostrando una vez más nuestra cara más solidaria. Además, el proyecto nos ha servido para ser partícipes, una vez más, de la gente maravillosa que nos rodea; pues como bien sabéis son muchas las empresas que se han unido a esta iniciativa dándonos las alas necesarias para poder volar.
Aprovecho nuevamente esta ocasión para agradecer la labor del Instituto de Neuropsicología [IEN], ÍTACA FORMACIÓN, El Neuropediatra y Copicentro Córdoba quienes me han permitido hacer posible este proyecto. Sin ellos no hubiese sido posible.
¿El curso que habéis ofertado ha tenido buena aceptación?
La aceptación ha sido impresionante. En apenas unas horas ya teníamos cerca de 50 matriculados. La plataforma casi no daba abasto para la alta demanda de información e inscripciones. Me consta, además que son muchas las personas que aún sigue interesándose por el curso.
Hemos traspasado fronteras llegando a diferentes rincones de la geografía. Venezolanos, brasileños, mexicanos, peruanos, italianos, y un largo etcétera, unidos por una misma causa: contribuir en este maravilloso proyecto. Aún sigo alucinando por lo que hemos logrado. Me faltan palabras para agradecer tanto cariño y compromiso.
¿En qué ha consistido el curso de Estimulación Cognitiva?
El curso ha tenido un único objetivo: dejar claro la importancia de la estimulación cognitiva en niños y niñas en edad pediátrica.
Muchos nos han preguntado por qué hemos seleccionamos esta temática. La respuesta es clara. A través del mismo queríamos dejar constancia de la importancia de los espacios lúdicos en edades tempranas, fin último perseguido por La Azotea Azul, que como sabéis recauda fondos para hacer posible este proyecto en la azotea del Hospital Infantil Virgen del Rocío de Sevilla.
¿Es el primer proyecto de este tipo, o habéis realizado alguno antes? ¿Tenéis algún nuevo proyecto en mente?
Efectivamente, es la primera vez que realizamos este tipo de proyectos. No obstante, tras nuestra experiencia, la dirección de Hablemos de Neurociencia ha decidido crear una comisión que se encargará de contribuir en diferentes acciones solidarias. De hecho, ya hemos mantenido las primeras llamadas telefónicas para comenzar con nuestro segundo proyecto solidario.
Tenemos muy presente el impacto que generamos en redes sociales y, queremos aprovecharlo para contribuir con nuestro gesto en diferentes acciones sociales. Las redes, si se usan adecuadamente, pueden ser un excelente escaparate.
Por ello, no queremos dejar pasar la ocasión para mostrar nuestra faceta más solidaria. Yo, personalmente, como directora de Hablemos de Neurociencia lo tengo claro y me consta que el resto del equipo más si cabe.
¿Cómo ha sido vivir esta experiencia desde un punto de vista personal?
Desde el punto de vista personal aún sigo en una nube. Sigo emocionándome con el gesto y, como no, recibiendo felicitaciones de familiares y amigos.
Por experiencia sé lo que significa pasar largos periodos de tiempo entre las cuatro paredes de una habitación de hospital. Por ello, quizás este gesto para mí tenga un significado aún más especial si cabe.
Ahora, junto al resto de mis compañeros, puedo decir orgullosa que este proyecto se gestó, en parte, gracias a nosotros. Y eso no se olvida fácilmente. De hecho, en mi muñeca derecha tengo una de las pulseras de La Azotea Azul que me lo recuerda día tras día, impulsándome a la gestión de esos nuevos proyectos de los que antes hablábamos.
¿Qué conclusiones sacáis tras estos meses de trabajo en ‘La Azotea Azul’?
Tras estos cuatro meses al frente de este proyecto saco una conclusión muy clara: con poco se puede conseguir mucho.
Pequeños gestos que si los sumas, pueden llegar muy lejos, como ha sido nuestro caso.
Por ello, desde aquí me gustaría hacer un llamamiento: un like o compartir una foto, pueden parecer gestos insignificantes, pero si los sumas pueden dar como fruto un gran resultado. No lo olvides y contribuye.
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