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El Síndrome de Asperger es muy real

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He repetido hasta la saciedad los motivos que tengo para seguir defendiendo por qué el Síndrome de Asperger debe seguir considerándose como un cuadro específico e independiente, con entidad propia separada de los Trastornos del Espectro del Autismo

Ahora, después de los videos de mi lista de reproducción en youtube y los diferentes reels que he publicado en las redes sociales, voy a dedicarle un video completo, de los específicos, a dejar negro sobre blanco las razones por las que yo y muchos otros profesionales expertos en trastornos del neurodesarrollo, seguimos firmes en esta opinión.

En este post te voy a explicar los motivos fundamentales por los que la Academia de Psiquiatría no debería haber incluido al Síndrome de Asperger dentro de los TEA cuando publicaron la quinta edición de su manual de diagnóstico y estadística, el famoso, DSM.

 

 

El DSM-5 y el Asperger

El 18 de mayo de 2013 se publicó el DSM-5. Esta nueva edición supuso un cambio radical en la forma de conceptualizar los trastornos del neurodesarrollo

Después de muchos años, cayó por su propio peso la creación de un grupo específico para ellos con una importante reorganización. 

Dentro de los cambios, como aspectos más relevante, se sacó del grupo el Síndrome de Rett y se asociaron, junto con los demás, el TDAH y los Trastornos del Espectro del Autismo, que según el DSMIVtr, aunque fuera absurdo, eran incompatibles en una misma persona. 

La inmensa mayoría de los cambios que se incluyeron en el DSM5 me parecen muy acertados y claramente positivos en la práctica clínica. De hecho, resulta mucho más efectivo y funcional clasificarlos como están en la actualidad. Resulta también mucho más lógico desde un punto de visto biológico. 

Aspectos del Asperger a tener en cuenta

Dicho esto, hay dos aspectos clave que han generado mucha controversia y que, en general, han provocado más de un dolor de cabeza entre los profesionales que nos dedicamos a este mundo en el día a día. 

Ambos están intrínsecamente relacionados:

  • El primero de ellos es la modificación de los criterios diagnósticos del Autismo y los trastornos del espectro del autismo. 

 

Estos cambios, que durante el proceso de preparación del DSM5 parecía que podían generar una reducción de los casos diagnosticados de esta condición, finalmente han generado un efecto absolutamente opuesto. Tanto es así, que las cifras de diagnóstico de Autismo y TEA se han multiplicado de forma radical en los últimos años hasta alcanzar, según la opinión de muchos, cifras absurdamente estratosféricas.

Estos criterios se han vuelto tan extremadamente laxos, que con la también absurda justificación de la amplitud del espectro, parece a día de hoy que cada uno de nosotros podríamos ser encasillados en algunos de los niveles descritos. 

Por si fuera poco, y a pesar de la existencia de una apartado específico para el diagnóstico de los trastornos de comunicación social dentro de los trastornos de la comunicación y el lenguaje, vemos cada día como prácticamente cualquier chico con esta dificultad es catalogado inmediatamente como TEA.

  • El segundo de ellos es la inclusión del previamente conocido como Síndrome de Asperger dentro de los TEA, específicamente en los TEA leves grado 1. 

 

¿De verdad alguien que tenga un mínimo conocimiento clínico real de lo que es un Síndrome de Asperger puede aceptar que esto se organice así? Si es que no se parecen en nada en el fondo del análisis de la cuestión. 

Además, a los diferentes cuadros clínicos se le da un nombre diferente para poder identificarlos de forma correcta, y en base a ello, poder aplicarle las medidas terapéuticas más específicas y adecuadas a sus necesidades

Vuelvo a preguntar: ¿De verdad alguien que tenga un mínimo conocimiento clínico real de lo que es un Síndrome de Asperger piensa que las necesidades de este grupo son equiparables a las de alguien autista? Todo parece un sin sentido. 

Tanto es así, que a pesar de todo, siguen existiendo las desde siempre conocidas asociaciones de pacientes con Síndrome de Asperger. De hecho, la inmensa mayoría de las personas con Asperger y sus familiares, no se sienten identificados con el concepto de autista. 

En resumidas cuentas, lo mires por donde lo mires, es un error. No me valen las respuestas absurdas que he leído por ahí en las redes sociales y en  algunos comentarios en los vídeos que tengo sobre este tema.

No estoy desactualizado, no necesito ponerme al día, no tengo que estudiar más… No. Tengo criterio, un criterio, mi criterio. Un criterio que no es caprichoso sino con base científica. Me da igual que el nombre de Asperger tenga connotaciones de un tipo o de otro. No es correcto usar el lenguaje con una perspectiva ideológica ni parcial. 

El lenguaje es para entenderse, y con síndrome de Asperger nos entendemos mejor todos, que con cualquier otro invento que podemos hacer.

Por cierto, las mismas historias me venían a contar cuando hacía diagnósticos conjuntos de TEA y TDAH en contra de lo que decía el DSMIV. Seguro que muchos de los que me criticaban en privado o incluso me querían desprestigiar en público, lleva ya años tragándose sus palabras sin capacidad de dar la cara y reconocer su error. 

Un error fruto de la falta de criterio propio, el conocimiento y la experiencia necesarios para poder entender de verdad, qué es el neurodesarrollo y qué son sus trastornos.

Si quieres saber más, te compras un libro, como decía mi madre.

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