¿Quieres saber si es conveniente hacer tarea en verano? Te voy a responder las 4 preguntas más habituales para ayudarte a decidir. No te vayas sin dejar tu opinión al final del artículo
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1. En verano, ¿deberes sí o deberes no? ¿Tarea sí, tarea no? Sea una u otra la respuesta, ¿por qué?
Vamos a dejarnos de demagogia, paternalismos insulsos y buenismos políticamente correctos. Vamos a centrarnos en lo que de verdad importa. Lo que, desde un punto de vista técnico, podemos decir al respecto.
Si pensamos en el cerebro como un músculo, el más importante de nuestro organismo, será mucho más fácil de entender. ¿Cómo se cuida y se trata bien un músculo? Con entrenamiento, suave, continuado, de diferente tipo… Se le debe añadir una buena alimentación y por supuesto es imprescindible descansar. Pues nuestro cerebro necesita todo esto.
¿A alguien se le ocurre pasarse los tres meses de verano tumbado en la cama sin ni siquiera cambiar de postura? Seguro que no.
Pues no vamos a tener al cerebro quieto durante esos tres meses. Especialmente en un momento, en el que es desarrollo madurativo está en su máximo esplendor, la infancia y la adolescencia.
Otro tema diferente es qué consideramos como deberes o tarea. Tampoco me refiero a pasar el verano haciendo cuentas, dictados o ejercicios de matemáticas. Hay muchas formas de poder mantener el cerebro activo y en forma sin tener que coger los libros del colegio. Incluso podemos buscar alternativas que se basen en el uso de dispositivos electrónicos o videojuegos.
Deberes en las vacaciones. Tarea en verano ¿Qué aportan?
Las realización de deberes en verano permite:
- Afianzar conceptos aprendidos durante el curso
- Facilitar el inicio en el siguiente curso.
Realizar actividades mentales ayuda a mantener activos los mecanismos neurológicos implicados en la regulación de las funciones ejecutivas.
Las funciones ejecutivas son las capacidades que tiene nuestro sistema nervioso de gestionar procesos como la atención, el movimiento o los impulsos. Para hacer deberes, necesitamos permanecer atentos, estar quietos y tener paciencia.
Si dejamos que nuestros hijos no trabajen esto durante las vacaciones, necesitarán reactivarlos a la vuelta y nos podemos encontrar con dificultades de adaptación
- De forma complementaria, ayudamos a nuestro cerebro a afianzar los conocimientos que hemos ido desarrollando durante el curso.
- Podemos resolver dudas pendientes o ampliar contenidos que hayan quedado en el aire.
- Esto permite ganar en confianza y mejora la calidad del aprendizaje así como la percepción de esfuerzo y responsabilidad.
Hacer tarea en verano puede ser una estrategia positiva para toda la familia
Hay expertos que afirman que es mejor que los niños realicen otras actividades como leer por mero placer o jugar, ¿qué opina de esta afirmación?
Debemos tener la mente abierta ante estas situaciones.
Por supuesto que es conveniente fomentar la lectura libre basada en los intereses y gustos de los niños. Lamentablemente, lo más habitual es que aquel que tiene algún problema de lectura, sea el que menos gusto tiene por leer y por supuesto, no sea lo que elija libremente para las vacaciones.
Por otro lado, nadie dice que jugar no sea pedagógico. Tampoco que haya actividades que no sean divertidas. Ni mucho menos, que no se pueden compatibilizar ambas y conseguir que los niños aprendan jugando o jueguen aprendiendo. Esto es algo que depende de nosotros y no de ellos. Hacer tarea en verano no debe convertirse en un suplicio de horas de aburrimiento y peleas con tu hijo
Lo más fácil sería dar una respuesta cómoda y decir que los niños deben tener tiempo para jugar y descansar en verano, pero no es totalmente cierto. Hay tiempo para todo.
La clave está en cómo los padres gestionan y organizan todo el tiempo de vacaciones, que son alrededor de 75 días. Lo que es lo mismo que 1800 horas.
Si los adultos elegimos descansar en vacaciones, ¿es contradictorio decir a los niños que deben hacer deberes?
Los adultos no descansamos en vacaciones. Al menos, no tenemos más de dos meses de descanso. Si tienes posibilidades de no trabajar en verano, será un mes. En esos 30 días, nos ocupamos de la casa, la comida, el cuidado de los niños y un sin fin de cosas más. No deja de ser trabajo.
A pesar de ello, también tenemos más tiempo libre. Tiempo para el ocio en vacaciones que podemos aprovechar para descansar, para divertirnos y para otras cosas. Desde arreglar cosas de casa hasta hacer un obra…
En resumidas cuentas
una cosa es hacer actividades de forma relajada y divertida, y otra, pasar el verano haciendo deberes y tareas sin ver el sol.
Hay tiempo para todo pero necesita organización y planificación por parte de los padres. Por supuesto, si contamos con ayuda de las administraciones para contar con actividades de verano, las cosas serán mucho más sencillas
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