En los primeros años de vida, es común que los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y del Trastorno del Espectro Autista (TEA) se confundan, incluso por profesionales experimentados. Ambos trastornos comparten ciertas características, pero también presentan diferencias fundamentales que son cruciales para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
En este artículo, exploraremos tres diferencias clave entre el Autismo y el TDAH que a menudo pasan desapercibidas, ayudándote a comprender mejor cada condición y cómo identificarlas correctamente.
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¿Por qué se confunden tanto el TDAH y el autismo?
Ambos Trastornos son del Neurodesarrollo y pueden presentar síntomas similares, como dificultades en la atención y en las habilidades sociales. Sin embargo, las causas subyacentes de estos síntomas difieren significativamente.
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Atención: En el TDAH, la atención es dispersa e inestable; en el autismo, suele ser hiperfocalizada pero poco funcional.
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Problemas sociales: En el TDAH, suelen deberse a la impulsividad; en el autismo, a la dificultad en la comprensión de las normas sociales.
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Sensibilidad sensorial: Puede aparecer en ambos, pero en el autismo suele ser más marcada y con características más específicas.
Además, hasta hace poco se creía que no se podía tener TDAH y Autismo a la vez, lo que llevó a muchos diagnósticos erróneos. Ahora sabemos que sí pueden coexistir y que la clave está en entender sus diferencias.
1️⃣ Diferencia en la atención y el enfoque
TDAH: atención dispersa e inestable
Las personas con TDAH tienen dificultades para mantener la atención en tareas que no les resultan estimulantes. Pueden saltar de una actividad a otra sin completarlas y distraerse fácilmente con estímulos externos. Sin embargo, también pueden experimentar episodios de hiperfoco en actividades que les resultan altamente interesantes.
Autismo: atención hiperfocalizada pero poco funcional
En el Autismo, la atención suele ser intensa y centrada en intereses específicos, lo que puede dificultar la flexibilidad para cambiar de tarea o adaptarse a nuevos estímulos. Esta hiperfocalización puede interferir con la funcionalidad en contextos sociales y educativos.
Ejemplo: Un niño con TDAH puede dejar de hacer los deberes al ver un pájaro por la ventana. Un niño con Autismo puede estar tan concentrado en organizar sus lápices por colores que no responde cuando le hablan.
Las personas con TDAH pueden interrumpir conversaciones, hablar en exceso o actuar sin pensar, lo que puede afectar sus relaciones sociales. Estas conductas suelen ser resultado de la impulsividad y la falta de control inhibitorio.
En el autismo, las dificultades sociales se deben a la falta de comprensión de las normas sociales y la comunicación no verbal. Pueden tener problemas para interpretar expresiones faciales, lenguaje corporal o entender turnos de conversación.
Ejemplo: Un niño con TDAH en una fiesta puede hablar sin parar y no dejar que otros participen. Un niño con autismo puede quedarse en un rincón sin saber cómo unirse a la conversación.
3️⃣ Diferencia en intereses y necesidad de rutina
TDAH: búsqueda constante de novedad
Las personas con TDAH tienden a aburrirse rápidamente y buscan constantemente nuevos estímulos. Pueden cambiar de intereses con frecuencia y tener dificultades para mantener la motivación en actividades prolongadas.
Autismo: intereses profundos y necesidad de rutina
En el autismo, los intereses suelen ser profundos y duraderos, con una fuerte necesidad de rutina y previsibilidad. Los cambios inesperados pueden generar ansiedad y malestar significativo.
Ejemplo: Una persona con TDAH puede comenzar a aprender a tocar la guitarra con entusiasmo, pero abandonarlo al mes para probar un deporte nuevo. Una persona con autismo puede aprender todo sobre trenes durante años y seguir hablando de ellos con la misma pasión.
¿Se pueden tener ambos trastornos?
Sí, es posible tener TDAH y Autismo al mismo tiempo. De hecho, se estima que aproximadamente el 50% de las personas con autismo también presentan síntomas de TDAH. La coexistencia de ambos trastornos puede complicar el diagnóstico y requiere un enfoque terapéutico integral y personalizado.
En estos casos, es fundamental acudir a un especialista en neurodesarrollo para obtener un diagnóstico preciso y desarrollar un plan de intervención adecuado que aborde las necesidades específicas de cada individuo.
Conclusión
Aunque el TDAH y el autismo pueden compartir ciertos síntomas, como dificultades en la atención y en las habilidades sociales, las causas subyacentes y las manifestaciones de estos síntomas son diferentes. Comprender estas diferencias es esencial para un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.texasabacenters.com
Si sospechas que tu hijo puede presentar síntomas de TDAH, autismo o ambos, es importante buscar la orientación de un profesional especializado en neurodesarrollo.
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Si tienes dudas sobre el TDAH o el autismo, no te quedes con la incertidumbre. Comprender qué está pasando es el primer paso para ayudar de la mejor manera posible.
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